martes, 13 de marzo de 2012










La estructura de una sutil recompensa
es decir exactamente lo que pienso
y encontrar alguien que mire y se sonría.

Ya lo dijo la Gioconda:
sonreír al mal ajeno
........................cura el propio

17 comentarios:

Unknown dijo...

Yo te mando mi sonrisa para curarnos los dos.

Besos,

carmen fabre dijo...

Tu sonrisa cura todo, dulzura¡¡

besos

María G. Z. dijo...

Precioso Rosa. Me gusta la idea de sonreír al mal ajeno cura al propio... Nosotros decimos en budismo algo así "quien enciende una lámpara para iluminar el camino de otro ilumina su propio camino".
Un beso y nos vemos prontito
María

Mari Carmen Azkona dijo...

“es decir exactamente lo que pienso
y encontrar alguien que mire y se sonría.”

Qué interesante poema, Rosa...Yo, a pesar de los críticos, jamás había encontrado ningún misterio en la sonrisa de la Gioconda, y mira que adoro a Leonardo, sin embargo tú me has descubierto su sonrisa, ese instante de complicidad...

Me encanta su sonrisa y tu poema. gracias, cielo por compartirlo. Si por algo decía Leonardo que la pintura era poesía muda.

Besos y un fuerte abrazo.

Terly (Juan José Romero Montesino-Espartero) dijo...

Querida poeta; podías haber cambiado la imagen de la Gioconda por tu fotografía del perfil, que me resulta más limpia y gratificante.
La verdadera recompensa, sin duda, son estos versos.
Un beso.

Angeles Fernangómez dijo...

Y Gioconda es muy sabia. Por eso ha mantenido la sonrisa durante tantos años. Un abrazo

Jorge Torres Daudet dijo...

Sonrisa, siempre sonrisa, sonrisa eterna, como esa dulce y enigmática señora.
Besos, Rosa.

Nines Díaz Molinero dijo...

Lo de que el mal ajeno cura al propio es una gran certeza. Que mejor imagen que La Gioconda de este poema para recordárnolo.

Un beso, Rosa.

FRANK RUFFINO dijo...

Rosa amiga:

Reflexivo, valioso tu poema por su tremendo mensaje.

Abrazos fraternos en Amistad y Poesía verdaderas,

Frank Ruffino

Enrique Gracia Trinidad (EGT) dijo...

Yo, en el fondo, no estoy muy seguro de que corriendo los tiempos que corren, la Gio siga sonriendo. Habrá que ir al museo a ver si se le ha congelado la sonrisa.
Besos, poetaza.

La Solateras dijo...

Decir lo que uno piensa y que encima te sonrían es un lujazo.

Lo de sonreír al mal ajeno, la verdad, no sé cómo tomármelo. A mí, que soy mala, me hace sonreír un montón que pierda el Barça, por poner un ejemplo. ¿Va por ahí la cosa?

Besos

Laura Caro Pardo dijo...

Otra genialidad tuya, breve y certera. Esa Gioconda...sabe lo que se dice.
¡Me encanta!
Un abrazo grandote.

Manuel dijo...

Querida mia (después del desierto): recuerda que en alguna de esas veladas nuestras ensayemos dividir en dos (sagital y medio) el rostro de la Gioconda.

Descubriremos el misterio de su enigmática sonrisa.

Quizá sea eso lo que hacemos a diario.

Pero, si escribes cosas tan bellas como esta, luego no me acuses de ser Sagitario y decir lo que pienso.

Un beso.

Rosa dijo...

Gracias por venir mi querido Maestro, creo que Gioconda aún sabe apreciar todo aquello que merece la pena de este mundo y su sonrisa se mantiene al recordarlo.

Seguro que tu comentario y tus besos le han hecho sonreír, sabiendo lo bien que me siento.

Un besazo tan cerca como siempre

Mila Aumente dijo...

Rosita, estoy de acuerdo en lo que dicen tus palabras y en total desacuerdo en las de la Gioconda. Eso, sí, el conjunto de ambas forman un bello poema. Felicidades.

Rosa dijo...

Querida Solateras, que sonrías cuando pierde el Barça tiene su qué también, aunque si he de ser sincera no era exactamente lo que quería decir (jajaja!).

Un abrazo y gracias por venir

Rosa dijo...

Mi querido amigo Frank, te echaba de menos por aquí. Gracias por volver y por el cariño que dejas con tu comentario.

Un abrazo en amistad y poesía