No siempre encontramos el momento, de confesar —entre líneas— lo que amamos; de escuchar cualquier canción repitiendo los silencios y dejar de medio lado una sonrisa.
No siempre sabemos elegir el mejor paso de todos los perdidos
o entonar el mea-culpa, sin haber dado la doce,
encogidos en un hombro invertebrado.
Hay nostalgia hasta en la carne… ................................................y no queda ningún hueso.