
No te lo quise decir antes
porque no se habría entendido igual,
pero....
la última vez que pronuncié tu nombre,
comenzó a derretirse
la bóveda de mi estructura
y las neuronas se lanzaron cuesta abajo
en un derrape sin control
hacia mis piernas,
al mas alto nivel Fórmula 1.
Y es que... hay que ver
como me inquieta este empeño en amarte.