
Nunca he dado la talla en los armarios.
Reconozco que siempre me faltó
una razón y un poco más de peso
para ser incestuosamente lésbica
o simplemente infiel y algo más joven.
A veces he cerrado alguna puerta
pero jamás quise quedarme dentro.
No creo en los abeles sin caín
ni en más de un desayuno a dos
si no es como anticipo del final
de otra película.
Recojo los fracasos a medida
de las hojas que tiene cada rábano,
sabiendo que un error suele volver con otro.
Y en medio de esta ingenua soledad
que no me deja estar a solas,
aún puedo recorrer el tiempo que me queda
mirándolo despacio,
pactando los insultos de quienes administran
justicia con sus manos…
Estar aquí después de todo.
Me pongo de puntillas:
................bailo un tango
o lo intento de nuevo
desde tu boca
a las ingles de un tiempo equivocado.