Era tan hermoso, que
escondía sus facciones a pintores sin coherencia, a vendedores de aire, a
redentores corruptos.
Tan hermoso, que los
reyes sin fortuna le eligieron como amante, para salir en la foto.
Tanto, que le robaron los dientes para comerse al más
débil.
Tan hermoso que se escapó de este mundo para no alterar el
orden, como escapan los que no han dejado huella.
Era tan hermoso, que
alguien le impuso silencio
administrativo
y no llegó a nacer.